Renuncia silenciosa: tres claves para entender un fenómeno generacional

Una mujer agobiada por su trabajo descansa brevemente sobre su escritorio.

La renuncia silenciosa o quiet quitting es un concepto que viene ganando tracción en los últimos tiempos y constituye un fenómeno que es tan necesario de abordar como imposible de ignorar. Se trata de aquellos empleados que experimentan descontento con sus trabajos pero no lo comunican expresamente, en lugar de eso, comienzan a desconectarse y a mostrar desapego o desinterés por sus tareas y obligaciones, generando así un impacto negativo tanto en la productividad como en la calidad del trabajo. 

Ahora bien, ¿por qué está comenzando a hablarse de un “fenómeno generacional”? La firma consultora Aon elaboró un informe en el que advierte el incremento significativo de la tendencia a partir de la pandemia del COVID-19, momento que generó grandes y rotundos cambios tanto en las organizaciones y empresas como en las personas individuales. El reporte indica que un 55% de los empleados sienten que no llegan a alcanzar todo su potencial, mientras que un 42% no se sienten seguros en sus puestos de trabajo (en muchos casos pese a las acciones y políticas tomadas para mejorar su bienestar). Solo el 30% de los empleados encuestados se definen como resilientes, capaces de superar instancias críticas, adaptarse y obtener resultados superadores. 

El fenómeno es indudablemente complejo, es por eso que te dejamos 3 claves para comenzar a comprenderlo:

  • Inclusión: existe una correlación positiva entre la implementación de estrategias de diversidad e inclusión y el compromiso de los empleados. Pero no solo hay que enfocarse en cuestiones de género o culturales, sino aplicar la escucha activa y la apertura de espacios: cuando los empleados sienten que son partícipes y que su voz cuenta, presentan mejores resultados. Son muchas las empresas que implementan políticas de inclusión, pero no todas, lo cual señala en muchos casos una necesidad de modernización apuntada a mejorar la experiencia humana.
  • Prioridades individuales: las prioridades de las personas han cambiado, cada vez son más los empleados que, por ejemplo, ponderan la salud por sobre la remuneración y los que dedican más tiempo a actividades personales y familiares. En este sentido es importante que las empresas acompañen el desarrollo personal de los empleados, entre otras cosas aplicando límites saludables, esto es, respetar el horario laboral y el horario de descanso, los días libres y fines de semana, etc.
  • Flexibilidad ante el exceso: son muchas las empresas que se mantienen inflexibles a la hora de repartir la carga de trabajo entre sus empleados, en muchos casos pretendiendo un rinde alto a pesar de no ofrecer beneficios acorde. Las nuevas tendencias en gestión del capital humano, por el contrario, proponen flexibilidad como uno de los pilares fundamentales: la nueva generación de empleados quiere ser oída y que sus necesidades sean tenidas en cuenta también por sus empleadores. 
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