Si bien hay distintos métodos para cultivar la inteligencia e incrementar la productividad y a pesar de que cada persona tenga sus propias estrategias, hay una serie de hábitos que contribuyen a que esto ocurra. Así lo demostró un estudio reciente que se centró en las actividades cotidianas que realizan los humanos.
Lo curioso detrás de esta investigación es que probó que los hábitos más extraños o inesperados pueden ser propios de una persona sumamente inteligente y productiva. De esta manera, encontraron seis que parecen insignificantes pero que logran aprovechar al máximo los procesos mentales.
Cuáles son los 6 hábitos que incrementan la productividad
Dos prestigiosos centros educativos como lo son el Imperial College (Londrés) y el Singapore Management University (Singapur) realizaron una investigación conjunta que les permitió encontrar que las siguientes tendencias pertenecen a personas inteligentes y productivas:
La autocrítica
El primero de los hábitos es una práctica bastante usual entre las personas con un alto coeficiente intelectual. No hay nadie que sea más sincero que ellos mismos y aquí está una de las razones de por qué alcanzan la productividad: no se conforman con realizar trabajos que no estén a la altura de sus capacidades.
Esto no es un rasgo de su personalidad, que podría confundirse con facilidad con quienes sobreestiman sus capacidades, sino con que realizan la autocrítica para encontrar qué es lo que pueden mejorar, evitando sentirse satisfechos por lo que lograron. El principal beneficio es que se obtiene una mejora continua y evita “dormirse en los laureles”.
Soledad
El segundo de los hábitos está relacionado con una tendencia de personas inteligentes y es que varias de ellas están acostumbradas a estar solas e incluso disfrutan de estos momentos en los que no están acompañados por nadie. Esto no quiere decir que no puedan participar de proyectos colaborativos ni que no sepan desempeñarse en equipo, sino que tienen una alta confianza en sus capacidades.
Una de las principales razones detrás de esto es que las investigaciones demostraron que quienes poseen un coeficiente intelectual muy por encima de la media suelen sentirse incómodos cuando hay mucha gente o cuando el ambiente es ruidoso. Esto podría deberse a que los contextos los terminan distrayendo de sus procesos mentales. De ahí su preferencia por la soledad.
En base a esto, es posible concluir que sus momentos de máxima productividad se producen cuenco no sufren de interrupciones externas, lo que deriva en el desarrollo de sus ideas y sus proyectos con un enfoque completo.
Actividades nocturnas
A pesar de que muchas veces la productividad se asocia a la mañana, que en la mayoría de los casos es cuando inician las actividades laborales, el estudio halló que muchas de las personas más inteligentes tienden a tener hábitos nocturnos y a lograr sus mejores trabajos cuando el día está por finalizar.
Hay varias razones que explican esto y están ligadas a otros hábitos mencionados anteriormente. La noche posibilita, por ejemplo, estar en soledad y suele ser un momento en el que las interrupciones son menores. Esto es vital para las personas que necesitan de una máxima concentración y de poder enfocarse por completo en una determinada actividad.
Si bien esta no es una regla que se extienda a todas las personas, las condiciones de tranquilidad y privacidad que otorga la noche suele ser muy valorada por los profesionales productivos e inteligentes.
Necesidad de desafiarse a uno mismo
El cuarto de los hábitos es quizá el más complejo y está relacionado con que las personas productivas no suelen estar contentas con realizar labores que estén por debajo de sus capacidades, sino que prefieren llevar a cabo tareas que sean más exigentes y que saquen lo mejor de sus habilidades.
Es por esta razón que están en búsqueda de desafíos constantes que sean muy demandantes, incluso en ocasiones en las que no se sientan totalmente calificados para realizar una labor. Esto incluye, por otra parte, actividades recreativas que pongan en prueba su inteligencia, como es el caso de los acertijos.
Cabe destacar que los desafíos son esenciales para estimular áreas del cerebro, en especial aquellos que requieren de procesos mentales ligados a la memoria, la resolución de problemas y el razonamiento crítico. Por eso también suelen valorar la posibilidad de obtener nuevos conocimientos.
Tienden a ser desordenados o no les molesta el desorden
Uno de los hábitos más curiosos e inesperados que fueron integrados en el estudio se relaciona con un aspecto de la personalidad. La inclusión sorprende porque muchas personas relacionan a la productividad o a la inteligencia con llevar a cabo tareas de una forma muy estructurada en la que no es posible la desorganización.
Lo que a veces sucede con quienes tienen un coeficiente intelectual muy alto es que los contextos desordenados, como puede ser una oficina, una habitación o incluso todo el piso de una compañía, tienden a desatar su creatividad, de modo que pueden pensar ideas de una manera distinta, saliendo de la rutina y lo usual. Esto se debe a que la organización suele ser una norma que tiende a la repetición.
Hablan solos
El último de los hábitos también es sorprendente porque existen muchas personas que conversan consigo mismas en voz altas, muchas veces sin darse cuenta de que lo están haciendo. De hecho, hay alumnos que utilizan esta estrategia como una táctica para estudiar y aprender nuevos conocimientos. Está ligado a expresar los pensamientos sin detenerse mucho tiempo en ellos.
Una de las razones por las que hablar solo es uno de los hábitos más efectivos es que contribuye a estimular la memoria y a concentrarse. Al estar conversando y diciendo lo que se está pensando, se evita distraerse con algunos problemas que pueden estar en la mente. De esta manera, esta estrategia tiene una incidencia directa en la productividad.