La procrastinación es uno de los principales problemas que enfrentan los trabajadores cuando están a cargo de un proyecto importante, ya que tienden a priorizar otras actividades antes que centrarse en esta tarea esencial. Este comportamiento es usual en muchos ámbitos de la vida.
Para entender en qué consiste la procrastinación y cómo combatirla, investigadores de la Universidad de Tokio realizaron un estudio que contó con la participación de más de 300 jóvenes. Y así hallaron cuál es el problema detrás de esta tendencia en crecimiento. Sus conclusiones fueron publicadas en la revista Nature.
De dónde proviene la procrastinación
El descubrimiento más relevante hallado sobre este problema es que está más vinculada a una creciente preocupación por el futuro antes que por la falta de disciplina, que suele ser la razón por la que se acusa la postergación de las actividades. Esto se pudo lograr a través de un meticuloso método de investigación.
De esta manera, encontraron que las personas que tienen una perspectiva más optimista sobre el futuro, aún más quienes consideran que sus niveles de estrés van a disminuir con el tiempo, tenian una menor tendencia a la procrastinación. Este factor sobre lo que podría suceder es clave para entender esta faceta.
Así lo explican los investigadores en el informe: “Introdujimos nuevos índices, puntos de vista de estrés cronológico y bienestar cronológico, en los que preguntamos sobre los niveles de estrés y bienestar en varios momentos e intentamos examinar la relación entre los puntos de vista del tiempo de los procrastinadores (impresiones del pasado, presente y futuro) y la procrastinación”.
La conclusión principal del estudio
En base a estas investigaciones, descubrieron que tener una visión mucho más optimista sobre que se reducirá el estrés en el futuro tiene un impacto más que relevante en los índices menores de procrastinación. Esto se comparó con quienes creen que estos niveles aumentarán, al menos en comparación con su situación actual, y su tendencia a dejar las cosas para después es mucho mayor.
“Las personas que son relativamente optimistas sobre el futuro basándose en la visión del estrés cronológico tienen menos probabilidades de ser procrastinadores severos. Esto puede sugerir la importancia de tener una perspectiva esperanzadora en el futuro para evitar postergar acciones que deberían generar mayores recompensas en el futuro”, detallaron los investigadores en la revista Nature.
A su vez, también destacaron que las respuestas acerca del bienestar personal no incidió de manera contundente en su procrastinación. Por eso se destaca que la mayor clave para combatirla está en una visión más optimista sobre el futuro y no sobre las emociones ni los sentimientos.
“Descubrimos que los procrastinadores que creían que el estrés disminuiría (o al menos no aumentaría más que en el pasado) a medida que avanzaban hacia el futuro tenían menos probabilidades de ser procrastinadores severos”, finalizaron en el artículo sobre la tendencia a dejar a un lado las tareas de relevancia.