Goldman Sachs, banco de inversión histórico, publicó un estudio el pasado lunes sobre las tareas que suelen realizarse en cientos de ocupaciones distintas. La data recolectada, puesta en el contexto actual del desarrollo de Inteligencias Artificiales, llevó a los investigadores a la conclusión de que en los países más desarrollados, aproximadamente unos 300 millones de puestos de trabajo se verían automatizados en un futuro.
Los investigadores a cargo, Joseph Briggs y Davesh Kodnani, partieron de la base de que los sistemas llamados “generativos” de IA, como ChatGPT, podrían realizar tareas tales como completar formularios, declaraciones fiscales, también podrían evaluar una reclamación de seguros o por qué no documentar los resultados de una investigación, todas tareas que hasta ahora son desarrolladas por personal humano. Por fuera del estudio quedó el empleo de las IA para la realización de tareas más bien delicadas, como la confección de una resolución judicial o el cuidado de pacientes en unidades de cuidados intensivos, por ejemplo.
Volviendo a la conclusión de la investigación, los datos recaudados mostraron que la adopción de IA para aquellas tareas sencillas previamente señaladas, puede causar grandes trastornos en los mercados laborales de las grandes economías. Según el informe, los abogados y el personal administrativo estarían entre los más expuestos a perder sus trabajos, mientras se espera que dos tercios de los puestos de trabajo en EE.UU. y Europa sean en cierto grado automatizados por IA: la mayoría de los empleados verían automatizada aproximadamente la mitad de su carga habitual de trabajo.
A escala global, el estudio mostró que aproximadamente una quinta parte del trabajo podría ser realizado por IA, pero el impacto sería menor en las economías en vías de desarrollo, ya que por lo general en esos países los trabajos manuales representan una mayor proporción del empleo.
Este estudio arroja otros datos interesantes a tener en cuenta, como por ejemplo que el empleo de las IA en los ámbitos laborales podría desencadenar un auge de la productividad, que acabaría por elevar el producto bruto interno mundial en un 7%. También se prevé que la inversión empresarial continúe creciendo, a un ritmo similar al de la carrera de desarrollo de software en los ‘90.
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